martes, 30 de junio de 2009

Capítulo 1: ¿Qué es el enamoramiento?

Capítulo 1

Hipótesis descabelladas
sobre la naturaleza y función evolutiva del enamoramiento


"Ya no pastor, ya no hombre, - ¡un trasfigurado, iluminado, que reía! ¡Nunca antes en la tierra había reído hombre alguno como él rió!".
Friedrich Nietzsche, Así habló Zaratustra, De la visión y enigma, 2.

Enamoramiento y amor son los grandes poderes de la Naturaleza: el enamoramiento es el fuego que consume al Ave Fénix y es la fuerza de su renacimiento, pero también es el deseo, un ideal, un anhelo de unidad y perfección.
El amor es el deseo y anhelo voluntario de unirse y permanecer unido en perfecta compañía y solidaridad.
Antes, mucho antes de empezar a preocuparme por encontrar las respuestas a las "grandes preguntas" trascendentes y espirituales, me preocupaban otras preguntas y respuestas más carnales y terrenales:
¿Qué es el amor? ¿Qué era eso del amor espiritual o Ágape y del amor material o Eros? ¿Qué es eso que siento cuando veo una bella mujer? ¿De qué se habla cuando se habla de amor o de pasión?
Fueron muchas, variadas y hasta contradictorias las respuestas que encontré. La información sobre estos temas es abrumadora. Sin embargo, nada me hablaba del enamoramiento, ese otro estado que era y no era sexualidad o amor o que era ambas y muchas otras cosas a la vez.
Así que busqué respuestas a estas otras preguntas:
¿Qué es el enamoramiento? ¿Porqué, cuando me enamoro me consumo, dejo de ser yo mismo y quiero fundirme en uno o con "un otro" y con toda la Naturaleza? ¿Porqué, cuando me desenamoro renazco en agonía, pero soy otro y el mismo?
Las respuestas a estas preguntas, que busqué con todos los medios a mi alcance y en todos los ámbitos posibles, pero siempre me condujeron ante el mismo portal:
El misterio del enamoramiento: Ese estro amoroso y creativo de la carne y del espíritu en el que el enamorado se siente un dios, uno con el amado y uno con toda la Naturaleza.
El enamoramiento, un misterio que ya no lo es tal. Ahora la ciencia empieza a desenmarañarlo, retornándolo a aquella claridad original de cuando el Homo-Humano se sabía y se consideraba lo que es: carne de otra carne y no una encarnación divina... sin que por ello se desvanezca ni el encanto ni el gozo de sus éxtasis, ni las agonías de la desazón. 

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En la babélica confusión de lenguas, la palabra amor es quizás la que posee mayor cantidad de definiciones, conceptos, significados, interpretaciones, connotaciones, denotaciones, etc. y, por supuesto, fusiones y confusiones, para lo que, parodiando el verso de Quevedo: "nada es verdad, nada es mentira...".
Enamoramiento es una palabra mucho menos confusa o menos prolija en definiciones, conceptos, significados e interpretaciones, etc., pero equívocas y con estigmatizaciones morales y sociales y, lo que es peor, el enamoramiento, como estado y como objeto de estudio, carece de definición y delimitación, porque se le considera como una expresión más, indistinta o sinónimo del amor o de la pasión y nunca como a un estado u objeto del conocer, propio e independiente, diferente a todo lo que el amor y la pasión son y significan, así se les relacione.
Para evitar esos laberintos y como el propósito es exponer mis hipótesis descabelladas sobre la naturaleza y función evolutiva del enamoramiento, parto de definiciones sencillas que no definitivas ni exhaustivas, del amor y del enamoramiento circunscritas a sus propias naturalezas.
El amor es una manifestación biológica y anímica del Homo-Humano en respuesta voluntaria a estados mentales y fisiológicos determinados y condicionados por la cultura.
Aquí es donde se presenta la primera de las grandes fusiones y confusiones, esa sobre la qué ya pregunté antes: el amor espiritual o Ágape y el amor material o Eros y, por supuesto, la amistad, asuntos que ya se consideraban complejos desde Platón y a los que filósofos, poetas y el judeo-cristianismo complicaron todavía más.
Quizás uno de los escasos intentos por esclarecer los asuntos del amor desde la filosofía lo propuso Arthur Schopenhauer con su Metafísica del amor sexual y, desde entonces, es ingente la producción de información científica sobre sexo y sexualidad tanto en sus aspectos biológicos, evolutivos y patológicos, como en los aspectos emocionales, pasionales, sentimentales y espirituales, sin que por ello aun se hallan aclarado esas fusiones y confusiones, por el contrario, son cada vez mayores, casi se puede decir que la ciencia comparte los delirios amorosos de los filósofos, los teólogos y los poetas, como mal lo hizo el psicoanálisis.
El enamoramiento, a diferencia del amor, es un estado de origen biológico y evolutivo en respuesta imperativa a procesos necesarios de desarrollo y trasformación del cuerpo, del cerebro y de la mente, cuyo funcionamiento y consecuencias son influidos por la cultura, pero para el cual no opera la voluntad, sólo la necesidad.
El enamoramiento, como proceso, es un imperativo natural, evolutivo e inherente al desarrollo humano, es un mecanismo integrado con los demás mecanismos biológicos y mentales que operan de acuerdo con las condiciones y circunstancias que les son propias y que determinan al individuo en su desarrollo y comportamiento.

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Para complementar lo anterior, propongo esta definición más amplia del enamoramiento:
Para empezar, hay que decir que el enamoramiento es un imperativo natural, un estro amoroso y creativo, un mecanismo evolutivo para el Homo-Humano, necesario, temporal, repetitivo e incontrolable, mediante el cual el cuerpo y la mente se trasforman.
Esa idea ya había sido propuesta desde la antigüedad y será Spinoza quien la formalice en la Ética, la misma que las actuales investigaciones en las neurociencias están comprobando.
Esto propuso Spinoza:
"PROPOSICIÓN XIII
El objeto de la idea que constituye el alma humana es un cuerpo, o sea, cierto modo de la Extensión existente en acto, y no otra cosa" (Spinoza, Ética, II, Proposición XIII).
Y ese cuerpo es el escenario de los afectos:
"III.-Por afectos entiendo las afecciones del cuerpo, por las cuales aumenta o disminuye, es favorecida o perjudicada, la potencia de obrar de ese mismo cuerpo, y entiendo, al mismo tiempo, las ideas de esas afecciones.
Así pues, si podemos ser causa adecuada de alguna de esas afecciones, entonces entiendo por «afecto» una acción; en los otros casos, una pasión" (Ética, III, definiciones).
Pero también, según el Axioma de Spinoza, el enamoramiento es, para la imaginación, un ideal, un anhelo de unidad y perfección:
"III. —Los modos de pensar, como el amor, el deseo o cualquier otro de los que son denominados «afectos del ánimo», no se dan si no se da en el mismo individuo la idea de la cosa amada, deseada, etc. Pero puede darse una idea sin que se dé ningún otro modo de pensar" (Spinoza, Ética, II, Axiomas).

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Porque el enamoramiento como fenómeno neurobiológico es instinto, apetito, emoción, deseo, sentimiento y anhelo:
Instinto: Instinto, esa obligación ineludible de satisfacer una necesidad biológica, sólo biológica.
Buena parte de la evolución biológico-cultural del Homo-Humano se debe a la naturaleza reactiva -acción: atracción-rechazo- para cumplir la necesidad imperativa de sobrevivir, reproducirse y adaptarse, que ya poseía el primer organismo unicelular.
Esa naturaleza reactiva es la que constituye el origen de las dos emociones primordiales: placer y dolor.
Apetito: Impulso instintivo que lleva a satisfacer deseos o necesidades.
Emoción: Es la reacción automática a un estímulo de placer o dolor.
Deseo: Según lo propone Antonio Damasio:
"El término deseo se refiere a los sentimientos conscientes de tener un apetito y a la eventual consumación o frustración de dicho apetito" (1).
Sentimiento: Continuando con Antonio Damasio:
"Es la idea de que el cuerpo se encontraba de una determinada manera" (2).
Y, además:
"La percepción de un determinado estado del cuerpo junto con la percepción de un determinado modo de pensar y de pensamientos con determinados temas" (3).
Anhelo: Deseo vehemente de conseguir alguna cosa.
Que para Spinoza es:
"PROPOSICIÓN VI
Cada cosa se esfuerza, cuanto está a su alcance, por perseverar en su ser" (Ética, III).
Lo que se explicaría, también y según Spinoza, que el hombre se definirá por su anhelo y, en general, todas las cosas por su conatus.
Esta ley del conatus es general para toda la naturaleza, aunque sólo en el hombre alcance la dimensión «psicológica» que la palabra «esfuerzo» parece conllevar.
Pero, también, según Antonio Damasio:
"El anhelo es un rasgo profundo de la mente humana. Esta implantado en el diseño del cerebro humano y en el acervo genético que lo engendra". (4).

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Como evento existencial, biográfico y cultural, el enamoramiento y el estro amoroso y creativo, se corresponden como un asunto sagrado, erótico, heroico, trágico y cómico:
Sagrado, porque es una experiencia de lo divino.
Erótico, porque, en la plenitud de sus significados, es la fuerza entrópica que forma y transforma el cuerpo y la mente de los amantes.
Heroico, porque hace que los enamorados desplieguen la totalidad de unas energías, fuerzas y poderes de las que no sabían eran poseedores.
Trágico, porque su fin es ineludible e ineluctable.
Cómico, porque el pícaro Eros siempre se sale con la suya.
Es, en el ámbito de esas concepciones del enamoramiento de la carne y del espíritu, en ese estro amoroso y creativo, en el que se producen las reacciones y manifestaciones maravillosas y trascendentes que inflaman a los humanos, propias y cercanas para la mayoría, pero grandiosas las de aquellos "tocados" por el genio.
Es por ello que los poetas y los filósofos las expresan en sus obras y escrituras; estéticas las de los poetas y herméticas las de los filósofos. Las de las ciencias, por su razón, son cautas.
Ello se explica porque, en los estados extremos del enamoramiento: éxtasis y agonías, cada persona, acorde con su naturaleza y con la visión de sí mismo, reacciona de manera extrema como una especie de terapia para recuperar la armonía emocional y corporal (5). La escritura es el remedio de filósofos y poetas.
Es en el enamoramiento de filósofos y poetas, o bien por éxtasis o bien por agonía, donde es necesario buscar la raíz y la compulsión que los obliga a escribir sus grandes obras.
Lo que motiva a la concepción, gestación y realización de la obra misma, es un estado de enamoramiento.
Bien conocidos son los casos de filósofos y poetas que han realizado grandes obras y poemas motivados por el enamoramiento y en la posterior agonía de los fracasos amorosos que los sumieron en agudas crisis existenciales.
Porque, la concepción, gestación y realización de una gran obra, es también un enamoramiento, un estro amoroso y creativo. Es lo que sucedió a Arquímedes y su “¡Heureka! ¡Heureka!”. Arquímedes, enamorado, enajenado y en el perpetuo éxtasis de su ciencia, del que cuenta Plutarco:
"A menudo los criados de Arquímedes le llevaban a los baños contra su voluntad, para lavarle y ungirle, y aun estando allí, siempre estaba dibujando figuras geométricas, incluso en las mismas cenizas de la chimenea. Y mientras lo estaban ungiendo con aceites y dulces perfumes, con sus dedos dibujaba líneas sobre su cuerpo desnudo, hasta tal punto estaba fuera de sí, y llevado de un éxtasis o trance, con el deleite que tenía en el estudio de la geometría".
En otro capítulo se expondrán los casos de algunos filósofos y poetas afectados por "los furores" del enamoramiento.

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El enamoramiento es un estado que actúa por un limitado período de tiempo, el que se desata al impacto de un estímulo apropiado cuando se presentan y confluyen una serie de determinadas circunstancias y condiciones en el cuerpo, el cerebro, las emociones, el ánimo y la mente, provocando una intensa reacción de expansión y exaltación de las capacidades corporales, emocionales, anímicas y mentales del Homo-Humano. Es un estado que, consecuentemente, genera cambios y trasformaciones temporales y permanentes en el cuerpo, el cerebro y la mente del enamorado.
Como estado, el enamoramiento es un fenómeno natural, particular y dinámico, mediante el cual el cuerpo y la mente del Homo-Humano marcan e inician un proceso de trasformación al momento de alcanzar y superar límites en su desarrollo. Al cual sigue la búsqueda de la armonía homeodinámica.
Como manifestación, en el enamoramiento se liberan, durante un limitado período de tiempo, los excesos de las energías producidas en los procesos de desarrollo corporal y mental cuando estos necesitan expandirse y trasformarse a campos más amplios, procesos en los cuales provocan una intensa exaltación corporal, mental, emocional y anímica, en el enamorado.
Un asunto sobre el enamoramiento que más que fundir, confunde, es el de la atracción o infatuación, ese arrebato apasionado, químico, físico, emocional y anímico que impulsa a una persona a poseer sexualmente a otra, lo que no es lo que parece, como ya se mostrará.
El estímulo que desata el enamoramiento es la percepción de una persona, objeto o imagen en la cual se encarna, real o imaginariamente, la visión e idea de "un algo indecible", extraordinario, como si se tratara de una revelación o de una hierofanía (6).
Las circunstancias y condiciones necesarias para que se desate y produzca el enamoramiento las planteó, en acertada intuición, Francesco Alberoni en 1979 al explicar lo que él denomina "Estado naciente":
“El período que precede a la aparición del Estado Naciente el individuo padece un estado de Tensión Creciente, de insatisfacción. Tiene la impresión de vivir de modo falso, inauténtico. Un estado que corresponde a la tensión y la asfixia que el feto sufre en el útero materno al término del embarazo. En la vida adulta nos sentimos sofocados, prisioneros, cuando nuestro impulso vital, nuestro deseo de vivir se ve trabado por las normas, las relaciones sociales, por instituciones escleróticas. Es la Sobrecarga Depresiva. Entonces la tensión entre el impulso vital y las estructuras que lo comprimen llegan a un umbral en el que el sistema se desintegra, explota.
Este proceso, en términos absolutamente generales, es un aumento progresivo del desorden, de la Entropía hasta el umbral en el cual el sistema se hace añicos. Pero, como ha mostrado Ilya Prigogine, si tiene suficiente energía, el sistema no muere, sufre una metamorfosis, asume otra estructura, cambia de forma. En nuestra psique, esta transición de un orden a otro se da a través de una experiencia particular, el Estado Naciente” (7).
Sin embargo, Alberoni no considera en su definición el estímulo que desata el enamoramiento, aun cuando deja el espacio exacto para localizarlo, cosa que si hará, en el 2003, 24 años después, el neurobiólogo Antonio Damasio con la concepción de emociones y sentimientos que trasforman mente y cuerpo como un necesario proceso de ajuste homeostático, homeodinámico:
"El origen de las percepciones que constituyen la esencia del sentimiento es claro: existe un objeto general, el cuerpo, y existen muchas partes de dicho objeto que están siendo cartografiadas continuamente en varias estructuras cerebrales. Los contenidos de dichas percepciones son asimismo claros: diversos estados corporales representados por los mapas que describen el cuerpo a lo largo de toda una gama de posibilidades" (8).
Y, agrega:
"El contenido esencial de los sentimientos es la cartografía de un estado corporal determinado; el sustrato de sentimientos es el conjunto de patrones neurales que cartografían el estado corporal y del que puede surgir una imagen mental del estado del cuerpo. En esencia, un sentimiento es una idea; una idea del cuerpo y, de manera todavía más concreta, una idea de un determinado aspecto del cuerpo, su interior, en determinadas circunstancias. Un sentimiento de emoción es una idea del cuerpo cuando es perturbado por el proceso de sentir la emoción (9).
En consecuencia, el enamoramiento se desata, dadas unas condiciones y circunstancias fisiológico-anímicas, por la emergencia de un estímulo específico, interior o exterior, y como respuesta a tales circunstancias y condiciones dadas en el cuerpo y en la mente, causando cambios y trasformaciones temporales y permanentes en ambos.
Sin embargo y aun cuando el proceso es universal para todos los Homo-Humanos, las causas y efectos que lo provocan y que provocan, así como la misma naturaleza del estado de enamoramiento, son propios y particulares para cada individuo, acordes con su naturaleza y con el ámbito y la cultura en que habita.
Así mismo, el enamoramiento, su proceso y su estado, es de tal magnitud, que sus manifestaciones llegan a fundirse y confundirse con estados patológicos, los cuales se funden y confunden con las manifestaciones placenteras y dolorosas del enamoramiento y que, si bien pueden compartir algunas similitudes, son diferentes y diferenciables.
Esta confusión se presenta porque, en el proceso del enamoramiento, se pueden presentar situaciones y fenómenos de trasformación por aumento o por detrimento.
Por aumento, cuando mente y cuerpo se están expandiendo saludablemente y ya no caben en su actual estado, se produce el desasosiego que genera la necesidad de expandirse y, aun cuando, el proceso es placentero y doloroso, al mismo tiempo, la salud mental y corporal no se verá afectada y el resultado será maravilloso: el enamorado encuentra en sí mismo la materia y la energía para su expansión y, en lo amado, un motivo para que materia y energía exploten y lo trasformen en un humano mejor que los humanos ordinarios (10).
En cambio, en situaciones en las cuales mente y cuerpo se ven afectadas por detrimento, es decir, mente y cuerpo sienten un peligro que puede dañarlos o pone en peligro su supervivencia, la mente y el cuerpo enamorados se sienten obligados a devorar a lo amado, en cuerpo y mente, para solventar sus carencias. En este caso, el enamoramiento más que placentero será doloroso y, posiblemente, un riesgo para ambos.
Mucho de estos asuntos todavía permanecen en el misterio, sin embargo, se puede afirmar que cualquiera otro estado que no cumpla íntegramente con las circunstancias y las condiciones expuestas para el enamoramiento y por similar que este sea, no es enamoramiento y se le debe estudiar y tratar desde su propia naturaleza.

***

Como lo mostrara antes, es poco y confuso lo que se conoce sobre el misterio del enamoramiento, pero, puedo afirmar que no es un evento o suceso fortuito en la vida biológica, emocional, anímica y neuro-psicológica del Homo-Humano.
Desde esta afirmación y con experiencia y una adecuada observación, es posible descubrir conocimiento y proponer algunas hipótesis, así estas sean descabelladas, desde las cuales pueda considerarse el enamoramiento como un fenómeno natural y propio, sin fusiones ni confusiones.
Y, para precisar más el asunto, es necesario aclarar otra posible fuente de fusiones y confusiones:
Un saludable enamoramiento dependerá de la salud biológica, mental y emocional del enamorado. Por ello, es necesario aclarar que aquellos estados de dependencia psico-afectiva y sexual, así como otras manifestaciones de ansiedad o desespero emocional, que son sucesos históricos y externos que bien pueden afectar y alterar el desarrollo neuro-psicológico y con los cuales se confunden el amor intenso o pasional y el enamoramiento, poco o nada tienen que ver ni con el amor ni con el enamoramiento y pertenecen a los ámbitos de las adicciones y las patologías y deben ser tratados como tales.
Con las anteriores definiciones y precisiones, para cuya ampliación y verificación sugiero los libros que cito en la nota (11), dejó las cuestiones del amor en su laberinto babélico para que lo desentrañe quien lo desee y mejor me concentro en mi asunto:

El enamoramiento:
mecanismo evolutivo

Somos átomos organizados hasta en esa emanación de la vida natural que llamamos espíritu (12).
O, para decirlo más poéticamente con Quevedo:
"(...) serán ceniza, mas tendrá sentido;
polvo serán, mas polvo enamorado".
(Francisco de Quevedo y Villegas, Amor constante más allá de la muerte).
O, serán polvo de estrellas como lo ha poetizado la ciencia.
Las palabras clave del misterio de lo que somos: enamorados y organizados.
Enamorados, porque como lo explica Eduardo Punset (13), todos nuestros átomos están poseídos por la fuerza de la fusión.
Organizados, porque la unión y separación entrópica de los átomos creó y crea todo lo que existe en el universo según las leyes de la Naturaleza. La Naturaleza es la ley.
La primera ley de la Naturaleza es la de la transformación o ley de la evolución en el caso de los organismos vivos.
Así que somos organismos cuya naturaleza es transformarse y evolucionar. Somos energía y materia en movimiento y motivo de transformación y evolución en cada nueva fusión, en cada nuevo enamoramiento. Enamoramiento que es una paradoja que crea una nueva organización, un nuevo ser en el ser que se era, que ya es otro, pero el mismo.
Y, lo más asombroso, es el enamoramiento el único momento y gran estado biológico y mental en el que mujeres y hombres se hacen iguales, en todo lo demás son propios y diferenciables.
Para una explicación de estas propiedades y diferenciaciones entre mujeres y hombres, ver mi ensayo: Ser y Palabra de mujer.

***

En cada enamoramiento, el enamorado se imagina y se inventa a sí mismo en función del amado o de lo amado, e imagina e inventa al amado o a lo amado en función de sí-mismo y, cuando el enamoramiento concluye, ha creando un nuevo sí mismo, diferente del que él era y de lo que fueron su sí-mismo y el amado durante el enamoramiento, sin que por ello su naturaleza haya cambiado.
Durante el enamoramiento, el enamorado sólo tiene "ojos y sentidos", atención y energía, para si mismo en función de lo amado y para todo lo que a ello concierna. Tales acciones, reacciones, atención, energía y ánimo, concentrados y magnificados, modifican y transforman los procesos, conexiones, funciones cerebrales y cartografías neurales, al igual que produce cambios biológicos y fisiológicos en el resto del cuerpo, los cuales, como todo en los organismos, generarán nuevas causas y consecuencias en el desarrollo y evolución del organismo, así como en su actividad y desarrollo mental y, probablemente, también en la constitución genética que trasmitirá a sus descendientes. La homeostasis en acción.
Por todas estas posibilidades y posibles paradojas, es necesario estudiar y considerar el enamoramiento, más que un estado alterado, como un imperativo natural, como una condición necesaria de la evolución de la especie Homo-Humano.

***

Y, por supuesto, el enamoramiento ha sido el fuego, "el furor", que ha inspirado muchas de los más grandes actos y obras con las que, mujeres y hombres enamorados, honraron y cantaron a la vida, a sus amados, a sus amadas o a lo amado.
Debo declarar que, si bien el enamoramiento es un poder asombroso y trasformador, es sólo "el fuego", "el férico furor", que enciende y consume la materia poseída por el enamorado, para que de ella, como en la alquimia, macerada, fundida, destilada y sublimada, se produzca la gran obra. El Ave Fénix.
El enamoramiento es ese fuego que provoca las tres trasformaciones que menciona Zaratrustra:
"Tres trasformaciones del espíritu os menciono: cómo el espíritu se convierte en camello, y el camello en león, y el león, por fin, en niño" (Así habló Zaratustra, I, De las tres trasformaciones) (14).

NOTAS
(1) Antonio Damasio, En busca de Spinoza. Neurobilogía de la emoción y los sentimientos, Crítica, Drakontos, Barcelona, 2009 p. 38.
(2) Antonio Damasio, En busca de Spinoza. Neurobilogía de la emoción y los sentimientos..., 85.
(3) Antonio Damasio, En busca de Spinoza. Neurobilogía de la emoción y los sentimientos..., 86.
(4) Antonio Damasio, En busca de Spinoza. Neurobilogía de la emoción y los sentimientos..., p. 249.
(5) Antonio Damasio, En busca de Spinoza. Neurobilogía de la emoción y los sentimientos..., p. 34.
(6) Mircea Eliade, El chamanismo y las técnicas arcaicas del éxtasis, Fondo de Cultura Económica, México, 1986.
(7) Francesco Alberoni, El misterio del enamoramiento, Gedisa, Barcelona, 2004, pp. 26-27.
(8) Antonio Damasio, En busca de Spinoza. Neurobilogía de la emoción y los sentimientos..., p. 87.
(9) Antonio Damasio, En busca de Spinoza. Neurobilogía de la emoción y los sentimientos..., p. 88.
(10) Giordano Bruno, Los heroicos furores, Tecnos, Madrid, 1987, pp. 56-57:
"TANSILLO: Se suponen, y de hecho existen, varias especies de furores, todas las cuales se reducen a dos géneros: los unos manifiestan únicamente ceguera, estupidez e ímpetu irracional, tendiendo a la insensatez ferina; consisten los otros en cierta divina abstracción por la cual algunos alcanzan a ser en verdad mejores que los hombres ordinarios. Y estos son a su vez de dos especies, pues ciertos individuos, al haberse convertido en habitáculo de dioses o espíritus divinos, dicen y obran cosas admirables de las que ni ellos mismos ni otros entienden la razón (...). Otros, por estar avezados o ser más capaces para la contemplación y por estar naturalmente dotados de un espíritu lúcido e intelectivo, a partir de un estímulo interno y del natural fervor suscitado por el amor a la divinidad, a la justicia, a la verdad, a la gloria, agudizan los sentidos por medio del fuego del deseo y el hálito de la intención y, con el aliento de la cogitativa facultad, encienden la luz racional, con la cual ven más allá de lo ordinario; y estos no vienen al fin a hablar y obrar como receptáculos e instrumentos, sino como principales artífices y eficientes".
(11) Francesco Alberoni, Enamoramiento y amor, Gedisa, Barcelona, 1982.
---- Francesco Alberoni, El primer amor, Gedisa, Barcelona, 1996.
---- Francesco Alberoni, Te amo, Gedisa, Barcelona, 1997.
---- Francesco Alberoni, El misterio del enamoramiento, Gedisa, Barcelona, 2004.
Eduardo Punset: El viaje al amor. Las nuevas claves científicas, Destino, Barcelona, 2007.
(12) Georges Santallana: Platonismo y vida espiritual, Trotta, Madrid, 2006.
(13) Eduardo Punset, El viaje al amor. Las nuevas claves científicas, Destino, Barcelona, 2007.
(14) Friedrich Nietzsche, Así habló Zaratustra, Alianza, Madrid, 1998, p. 53.

1 comentario:

  1. ...Como análisis està muy bien...hoy en dìa, es sòlo comercio...el poder econòmico de por medio...Lo demàs, son sueños...a veces tràgicos..

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